A grandes rasgos, los beneficios que tienen los juegos de mesa en nuestros mayores tienen que ver con fortalecer la memoria, la percepción, mejorar la rapidez y su capacidad de concentración.
Hacen que presten más atención a la dinámica del juego y a su desarrollo. En un sentido más puramente lúdico, los juegos de mesa en la tercera edad mejoran el estado de ánimo a la par de potenciar la comunicación y las relaciones sociales. No en vano, son juegos que siempre se desarrollan en grupo, por lo que la interacción con otras personas es fundamental.
Los juegos de mesa les ofrecen entornos para el aprendizaje y optimizan los niveles de bienestar subjetivo. Este tipo de actividades ayudan a mejorar su calidad de vida y su estado general de salud porque activan el cuerpo y la mente. Al actuar como punto de encuentro, les ayudan a romper con su rutina y a combatir la soledad.
En esta etapa los juegos de mesa se convierten en una necesidad básica de distracción que fomenta el contacto social entre los participantes.
Una forma de estar más activos, atentos y lúcidos y que se sientan funcionales, logrando mejorar su autoestima.